DOS INTENTOS DE PROYECTOS LÍQUIDOS: EL ROMANTICISMO YA LLEGÓ. ENTRE GUERRAS Y PAZ

“Los líquidos, a diferencia de los sólidos, no conservan fácilmente su forma. Los fluidos, por así decirlo, no se fijan al espacio ni se atan al tiempo. En tanto los sólidos tienen una clara dimensión espacial, pero neutralizan el impacto del tiempo, […] los fluidos no conservan una forma durante mucho tiempo y están constantemente dispuestos (y proclives) a cambiarla; por consiguiente, para ellos lo que cuenta es el flujo del tiempo más que el espacio que pueden ocupar.”

Zygmunt Bauman en Modernidad líquida

El proyecto denominado Entre guerras y paz surgió en un rincón de la huerta murciana, Llano de Brujas, dentro de una clase de 4 º de Diversificación (ESO) muy variopinta perteneciente al IES Poeta Sánchez Bautista y como continuación de una forma de trabajo aplicada durante el primer trimestre del curso 2012/13.  Es ahora mismo el proyecto en el que estamos inmersos y que nos ocupará, además de la ya finalizada segunda evaluación, la tercera también.

La idea de continuar la tarea docente a través de un proyecto seguía instalada en mi cabeza tras el proceso y los resultados obtenidos en la primera evaluación, a lo largo de la cual tratamos de navegar por el proceloso siglo XIX (Revolución Francesa y revoluciones románticas sobre todo) desde el Ámbito Sociolingüístico intentando integrar de forma coherente y cohesionada historia, literatura, artes, geografía y lengua.

Hasta aquí, todo muy acorde al currículo correspondiente a este nivel y programa. A partir de aquí, mis alumnos y una profe observándonos mutuamente con curiosidad y escepticismo, para qué lo vamos a negar. Nadie más nos acompañaba.

Desde el punto de vista de la didáctica había algo fundamental que me permitió trabajar con muchísima libertad: las características intrínsecas del ámbito que imparto, en el que la interdisciplinariedad ya me venía dada como he apuntado anteriormente. Además, al ser tutora del grupo de diversificación, contaba con algunas horas más como la denominada Seguimiento de tareas que hemos utilizado casi siempre como una hora más de trabajo. Y aquí vuelvo otra vez a la metáfora de lo líquido. Me fui dando cuenta de que tras una hora de clase, a veces tengo hasta tres horas con el grupo en el mismo día, tocaba el timbre, empezaba otra hora más y sin embargo todo seguía. No había rupturas ni temporales ni de contenidos. ¿En qué tiempo estábamos? ¿En clase de Lengua? ¿Acaso de Literatura? ¿Quizás de Historia? ¿Dónde guardábamos lo trabajado? ¿En la carpeta de Lengua de nuevo? ¿Lo que habíamos hecho se archivaba en qué apartado del ámbito? ¿Un reportaje sobre María Antonieta, por ejemplo, era más Lengua o más Historia? Comprobé que no tenía sentido compartimentar y dejé que todo fluyera porque en realidad todo era un continuum. Fui notando con sorpresa que nuestras clases eran cada vez más líquidas.

Dentro de este apartado dedicado a la didáctica he de añadir que hemos trabajado con algunas herramientas TIC, siempre las de uso libre y gratuito, intentando reflexionar antes el porqué de su inclusión en una secuencia didáctica, es decir, la intención de su utilización a la hora de manejarlas en ciertas tareas: entorno Google, Audacity, Ivoox, PhotoPeach, SymbalooEDU, Storybird, Fotobabble, Tagxedo, Timetoast  y no muchas más, la verdad.  Los medios informáticos en mi centro son muy escasos: tenemos el Aula Plumier una hora a la semana (a veces, gracias a un compañero del PCPI nos sale una hora más al dejarnos su reserva). El resto del tiempo estamos en nuestra aula de referencia con el pc de la profe y un cañón de luz. Y sí, la conectividad va y viene, pero ahí está la 3G sacándonos de apuros en bastantes ocasiones. Un aspecto muy positivo que me gustaría destacar es que el trabajo en equipos de 3 ó 4 personas fuera del horario escolar lo hemos podido desarrollar gracias a poder compartir en línea documentos varios, ya que dadas las características de los lugares donde viven mis birlochas (casas de huerta aisladas y diseminadas en carriles, pequeños núcleos de población o pedanías sin transporte público, centros de acogida de menores con horarios muy estrictos) era prácticamente imposible que se pudieran reunir en un espacio común por las tardes. Fue un gran descubrimiento para todos comprobar que podíamos seguir conectados y trabajar juntos cada uno desde su casa 😉

Antes de continuar un poco más allá y ante el peligro de que se me olvide, tengo que decir que fueron muy importantes las asambleas diarias que desarrollamos en septiembre sobre todo. Muy 1.0, pero muy fructíferas, al menos para mí. En ellas nos dedicamos fundamentalmente a conocernos, a entender cómo queríamos relacionarnos y a empezar a expresar nuestros intereses a partir de lo que se suponía teníamos que ver según la programación a lo largo de todo el curso. Estos coloquios, a veces puras tormentas de ideas bastante caóticas, se convirtieron en una guía fundamental para mí, ya que de alguna forma mis alumnos me estaban dando numerosas pistas para ver qué caminos podíamos quizás transitar todos juntos y conectados en un proyecto común.

Al ir conociendo el perfil de cada uno de ellos y sus intereses, vi claro que nos centraríamos durante el primer tramo del curso en el siglo XIX más romántico (batallas, revueltas, tipos de armas, comidas y deportes, situación de la mujer en la época etc). Había también una cuestión que casi todos planteaban y que les provocaba cierta curiosidad: ¿cómo vivían las personas en aquellos tiempos? Reflexión de la profe: ¿cómo podríamos unir aspectos tan diferentes en un todo con sentido? Quizás la elaboración de un periódico de época nos podría permitir esto…y más. Además, se habían manifestado guerreros, apasionados, rebeldes, desordenados, despistados, inquietos, anárquicos, dinámicos, antisistema, vulnerables. Tenía en clase un Sturm und Drang y no pequeño. Tocaba explotarlo. Empezaba a cuajar el primer proyecto del curso: ¡Extra, extra, el Romanticismo ya llegó!

Desde el primer momento intenté transmitirles con claridad hacia dónde nos llevaba ese viaje: la redacción y edición de un periódico de época al que ellos mismos pusieron nombre tras elegir  entre diferentes propuestas planteadas por el grupo. De aquí surgió La Avanzadilla, título con el que reconoceríamos nuestra publicación para el resto del curso académico, ya que la idea era continuar trabajando distintos procesos de lectoescritura a partir del conocimiento de los diferentes géneros periodísticos, estructura y funcionamiento interno de un periódico, aplicando simultáneamente todo ello a distintos períodos históricos. Por otro lado, la historia se iba a convertir en el mejor argumento con el que practicar la expresión oral y escrita.

Las líneas básicas de este primer proyecto sí quise que quedaran claras desde el principio: qué íbamos a hacer, cómo lo íbamos a conseguir, cuánto tiempo necesitaríamos, por qué lo hacíamos así y para qué serviría nuestro trabajo.  Una visión global  y con algunas actuaciones ya explicitadas en la medida de lo posible sobre lo que íbamos a construir entre todos les ayudó a entender mejor todo el proceso. Después, es cierto que tuve que ir añadiendo, quitando, complementando cuestiones en función de la dinámica que se iba generando durante las clases. Por ejemplo, mostraban un interés especial por expresar emociones en ciertos textos más personales de creación literaria, pero se sentían muy  inseguros y con un léxico muy reducido para escribir o contar lo que querían. En este punto, paré y pensé que las artes (pintura, cine, música) apoyadas en un glosario de vocabulario emocional les ayudarían a plasmar eso que necesitaban expresar por lo que las añadí al proyecto antes de continuar con la lectura en clase de ciertas leyendas de Bécquer. De aquí surgieron tareas como Primeras emociones románticas (I) y (II) o Érase una vez un lago, algunas de las cuales formarían parte después de los contenidos de la Sección Cultura de nuestro periódico decimonónico. Siempre La Avanzadilla en el horizonte, siempre. Es lo que daba sentido a todo nuestro trabajo.

Al mismo tiempo, el blog de clase, Birlochas al viento, se fue convirtiendo en el escaparate en el que ir mostrando los pequeños logros  que conformarían después, organizados y convenientemente editados, los contenidos de las distintas secciones del periódico. También era una forma de calmar la impaciencia de mis reporteros al ver estos sus microtareas publicadas en la Red y comentadas en algunos casos incluso por gente ajena al grupo. Ya teníamos, por ejemplo, una crónica y una entrevista sobre la Revolución Francesa, textos que trabajaron a partir de unos vídeos con preguntas dirigidas que transformaron después en estos dos géneros periodísticos ayudándose de conectores varios y aprendiendo a usar estos para cohesionar sus producciones y hacerlas más coherentes. La Avanzadillaiba tomando cuerpo pasito a paso.

El proyecto se alargó un mes más de lo previsto, ocupando casi todo enero en lo que se refiere al momento de edición de la publicación. Fue durante todo este mes cuando se organizaron como equipos de trabajo agrupándose libremente, eligiendo a su jefe o jefa de sección y eligiendo también el apartado en el que iban a trabajar. Lo hice así porque pensé que sería más motivador para ellos juntarse con los compañeros con los que tenían más afinidad, amistad, complicidad etc. En general resultó eficaz como ellos mismos evaluaron, sólo hubo dos casos en los que no se manifestaron contentos por haber tenido que “cargar” con el trabajo de algún compañero (Pedro revisa el trabajo individual y en equipo en este momento conc…). Confieso también que disfruté mucho observando cómo algunas de mis cometas se enfadaban, presionaban e intentaban organizar a los más despistados.  En cualquier caso, la cuestión de los agrupamientos es algo que tengo que repensar para el próximo número.

A continuación y en lo que respecta a nuestro primer gran objetivo, por fin vio la luz nuestra publicación periódica en Calaméo y en el blog de las birlochas: ¡Extra, extra, La Avanzadilla ya está aquí!

Una vez llegados a este punto, retomo el proyecto en el que nos encontramos inmersos ahora mismo: Entre guerras y paz. En esta ocasión estamos viajando por los primeros cincuenta años del siglo XX.   Seguimos con la idea de continuar con La Avanzadilla y su correspondiente suplemento (incluirá testimonios de personas en forma de diario de guerra y diario íntimo). Una vez terminado, lo publicaremos de nuevo en la Red para que lo pueda ver todo el mundo.

Volví a presentar todo el proceso con el mismo propósito que he comentado en el anterior. En esta ocasión y después de ver los resultados de nuestro primer reto, comprendí que era necesario profundizar más en la construcción de textos más personales, en definitiva, centrarnos más en los géneros periodísticos de opinión y en los de escritura más creativa. Subíamos un peldaño más y la historia volvía a ser nuestra mejor aliada. Iríamos alternando  episodios de la Historia con testimonios de historias a partir de los cuales practicaríamos la empatía. No sólo nos sumergiríamos en una línea del tiempo de hechos que conforman los grandes acontecimientos históricos, sino que conoceríamos también la intrahistoria a partir de testimonios de personas y personajes que nos darían su visión de lo que vivieron y de cómo lo vivieron. Nos convertiríamos en ellos para mirar y sentir el mundo que les rodeó desde su piel, sus ojos, sus pensamientos y sus emociones.

Para mostrar estos cambios de perspectiva con los que hemos estado jugando en clase, presento por ejemplo por un lado la manera en la que afrontamos la visión más oficial de la historia respecto a las causas que originaron el estallido de la Primera Gu…, a partir de la cual continuamos practicando la escritura de textos periodísticos como la noticia o distintos tipos de reportajes. Por otro lado, y continuando dentro del mismo gran conflicto pero trasladándonos a la intrahistoria, transitábamos por esta otra secuencia didáctica cuya finalidad sería la de prepararnos para hacer frente a otra tarea: Soy un soldado de la I GM.  Los resultados, como siempre, los hacíamos visibles en el blog de clase dentro del post titulado Cartas desde las trincheras.

Algo similar hemos estado haciendo con la Revolución Rusa: primero trabajar una secuencia didáctica objetiva, cuya finalidad volvía a ser hacer textos periodísticos pertenecientes al grupo de los informativos como el reportaje Rusia y sus movidas o la hipotética entrevista al ruso Petrov sobre lo acontecido durante el Octubre Rojo. A continuación, volvimos los ojos a las historias más anónimas de la época de la prerrevolución y aterrizamos en Ucrania para cubrir el acontecimiento de la escalera de Odesa en forma de breve artículo de opinión siguiendo los pasos marcados en la tarea correspondiente. Nuestra bitácora de nuevo se convertía en nuestro mejor escaparate: Diez minutos que asombraron al mundo.

Nos ha dado tiempo a llegar hasta el apartado denominado Leer imágenes, fundamental para entrar después a las vanguardias y perdernos por Montparnasse para hacer algunas locuras. Aquí están algunas de las presentaciones que han hecho los Cartier Bresson de 4 º Diver: Empezando a leer imágenes.

Respecto a la evaluación es un punto que tengo que mejorar. Hasta ahora hemos funcionado con una rúbrica general que hemos ido aplicando a cada tarea, además de compartir los alumnos un documento conmigo en el que expresaban de manera más amplia sus valoraciones cualitativas sobre dichas tareas. Si bien me gustaría concretar más estas rúbricas en función de si lo que se evalúa es una exposición oral, un trabajo más grupal etc.

Queda mucho trabajo por delante, la mitad aproximadamente, pero queremos continuar volando para conseguir sacar a la luz nuestro siguiente periódico contemporáneo.

Para finalizar me gustaría compartir una inquietud. No sé muy bien si esta forma de trabajar en clase es un proyecto sin más, o entraría dentro de la categoría de aprendizaje basado en proyectos o no sería a lo mejor  ni una cosa ni la otra. Hasta hace poco tampoco conocía lo que significaban los hashtag #ABP o #PBL. Quizás ni siquiera estoy utilizando las TIC como debería para que lo que está pasando entre mi muchachada se denomine #proyectoX, Y o Z pero sí sé que algo se nos ha removido a todos, a ellos y a mí. Parafraseando de nuevo a Bauman, sí percibo que en educación, como en el mundo en que vivimos ahora, todo es volátil, fluido, flexible, ambiguo, enmarañado, plástico, incierto, paradójico, de vida corta e incluso caótico, puede que sea por eso por lo que me cuesta tanto trabajo ubicarme en una categoría concreta, en un modelo u otro y me siento en ocasiones errática e imprevisible, llena de temores y no de certezas. Puede que me esté volviendo demasiado líquida yo también como profe pero creo que “El aprendizaje está condenado a ser una búsqueda interminable de objetos, siempre esquivos que, para colmo, tienen la desagradable y enloquecedora costumbre de evaporarse o perder su brillo en el momento en que se alcanzan”. Y en eso estamos.

(1)             autor: wester

(2)             autor: Chaval Brasil

(3)             autor: Chaval Brasil

  •  Modernidad líquida, Zygmunt Bauman, Fondo de Cultura Económica de España, 2002
  • Los retos de la educación en la modernidad líquida, Zygmunt Bauman, Gedisa, 2007

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Publicado por Pepa Botella el marzo 26, 2013

Comentario por Jose Luis Redondo Prieto el marzo 26, 2013 a las 9:55pm

Enhorabuena por el post. Has sabido describir muy bien el proceso y las inquietudes que tiene uno cuando «trabaja» ABP. Reconozco que yo también tengo mis dudas cuando «trabajo» ABP (no se si lo hago) pero es verdad que noto que fluye, que la clase algunas veces funciona y no soy yo, son ellos.
Un saludo.

Comentario por José María Ruiz Palomo el marzo 27, 2013 a las 11:20am

Muy interesante aportación; me parece muy útil para mostrar a otros docentes experiencias que sirvan para poder dar el salto al trabajo por proyectos, que es lo que pretendemos por aquí.

Gracias por tu contribución.

Comentario por Manuel Jesús el marzo 27, 2013 a las 9:56pm

Genial. Habrá otros caminos, pero este es el más cercano a lo que necesita el alumnado para aprender. ¿O no es eso lo que tenemos que hacer? Gracias.

Comentario por Pepa Botella el marzo 28, 2013 a las 1:19pm

Muchas gracias por vuestros comentarios. Eso espero, que le pueda servir a alguien la reflexión y el relato del proceso de trabajo, de la misma forma que leer lo que hacen otros compañeros me sirve tanto a mí también. Se me han quedado cosas en el tintero que también me gustaría compartir:

  • momentos de altibajos a lo largo del proceso sobre todo en el primer proyecto y buscar los porqués, así como estrategias para superarlos.
  • Cómo se puede seguir trabajando en absoluta soledad 1.0 y no morir en el intento.
  • De qué forma podríamos implicar a otros compañeros de nuestra realidad más cercana.
  • ¿Habéis pasado por fases en vuestros centros que van desde la invisibilidad, a resultar «graciosos» o «chocantes» (un poco titiriteros), llegando a resultar incómodos en una especie de etapa final? ¿Cómo os perciben los Departamentos, las directivas, los demás profes?
  • Aunque nuestros chavales no trabajen por proyectos en otras materias y ámbitos, ¿notáis una especie de contagio indirecto en esas otras áreas en cuanto a su forma de afrontarlas y en su madurez emocional?

A ver si cuelgo el post en alguno de los grupos porque quizás sea más interesante generar los hilos de discusión allí.

Un abrazo a José Luis Redondo que me acompañó hasta esta plataforma que desconocía y otro también a José María Ruiz que me ha guiado a la hora de moverme por este espacio 😉

Comentario por Joaquín J. Martínez Sánchez el marzo 29, 2013 a las 6:25pm

Bendita paciencia en narrar todo lo que has experimentado. Así podemos aprender que la cosa consiste en subvertir las limitaciones impuestas gracias a la imaginación creativa y el 3G, como tú dices 🙂 Em mi IES la plataforma Moodle se descompone cada dos por tres (hace un mes que no funciona). Las protestas de los alumnos se dirigían a mí, por obligarles a usar una herramienta inservible. Hasta que hicimos mudanza total al terrero de las redes sociales. Ahora lo único que hay que superar es la engañifa de «prohibido los móviles incluso para aprender». Anda y anda…

Por cierto que el llamado PBL no obedece a un dogma. En todo caso, lo que aconseja la experiencia es acreditar a los aprendices desde el principio, a través del análisis de problemas. Las «preguntas motrices» al inicio del proyecto se convierten en automotrices si se las plantean ellos/as. Yo lo aprendí de José Luis Castillo, quien espero que esté bien de salud en este año malo. Un abrazo, y otro a José María y a Manuel Jesús.

Comentario por Pepa Botella el abril 3, 2013 a las 12:24pm

Buenas, Joaquín 🙂  Sí, el «Érase una vez…» necesita un poquito de tiempo para contarlo (y cautela para que no convierta en una batallita de la abuela Cebolleta O_o), pero además de que me ha servido para compartirlo con compañeros como vosotros de los que extraigo ideas constantemente y formas de trabajar, también se ha convertido, desde un punto de vista egoísta, en una forma de procesar y ordenar las cosas que una tiene en su cabeza.

Me interesa muchísimo lo que comentas sobre las «preguntas motrices» al inicio del proyecto que se convierten en automotrices». Si me pudieras indicar dónde encontrar algunos documentos o materiales en los que José Luis Castillo u otros planteen cómo hacer esta dinámica, te lo agradecería mucho. Cuando hicimos esto mismo en clase a comienzo de curso me dejé llevar por la intuición, por lo que iba surgiendo, por la experiencia etc, pero si hay una forma más sistemática de plantearlo me interesaría saberla.

Un saludo y gracias por comentar.

Comentario por José María Ruiz Palomo el abril 4, 2013 a las 8:38am

Hola Pepa, en este documento tienes algunas características sobre las preguntas motrices y algunos ejemplos; estas deben ser:

-Intrigantes, que inciten el deseo por saber cosas nuevas
-Complejas
-Problemáticas (no se debe proporcionar al alumnado un problema ya estructurado)
-Conectado con la realidad
-Requiere la discusión, la toma de decisiones y la reflexión sobre lo que se sabe

Yo añadiría que la pregunta preferentemente debe ser original, llamativa, y siempre debe estar enfocada en el producto final y no en los objetivos de aprendizaje.

Espero que te sirva.

Comentario por Joaquín J. Martínez Sánchez el abril 4, 2013 a las 6:00pm

Disculpa el retraso en contestar, pero Jose María lo ha hecho perfectamente.

De todas maneras, la «versión» de José Luis Castillo es asequible en su blog:

http://profeblog.es/blog/blogdetutor/2012/02/07/criterios-de-evalua…

Es una propuesta de educación auténtica a partir de otras cosas y su experiencia de aula, como estás haciendo tú:)

A mí me ha servido de mucho descubrir que las preguntas iniciales pueden ser «automotrices» si las plantean ellos/as mismos/as.

http://planetatercerob.blogspot.com.es/2013/04/planeacion-del-terce…

Considero que los PBL tienen más sentido si se integran en una planeación curricular de toda la materia, con el objetivo primordial de que los aprendices sean protagonistas y se relacionen socialmente. Lo que nos falta por conseguir o hacer mejor es que sus acciones y productos incidan en el entorno, a través de redes sociales donde se juntan docentes, investigadores y jóvenes. Un sueño, pero realizable. Ejemplo: El Barco del Exilio.

Un abrazo!

Comentario por Pepa Botella el abril 14, 2013 a las 5:36pm

¡Muchísimas gracias a los dos por vuestras aportaciones! Tengo mucho por delante que leer de entre los documentos y enlaces que habéis proporcionado. A seguir empapándonos se ha dicho 🙂

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